El tratamiento de las heridas y las fracturas faciales es una «parte especial” dentro de la traumatología, que corre a cargo de los cirujanos maxilofaciales.
La cara es una estructura muy compleja, que reúne cuatro de los cinco sentidos: vista, oído, gusto y olfato y que, además, tiene una importancia capital en las relaciones interpersonales, porque es nuestra tarjeta de presentación de cara a los demás.
Por lo tanto, el tratamiento de las fracturas faciales debe buscar una reducción precisa de los fragmentos y una fijación estable que devuelva las funciones de cada parte del rostro y restaure la estética facial.
Por ello las incisiones que se realizan se localizan en lugares invisibles y en ocasiones pueden emplearse las heridas para el abordaje del foco de fractura.