La apariencia externa de la cara es el resultado de las partes blandas del paciente y de la forma y posición del hueso y los dientes que están debajo. Los labios, el mentón, los pómulos… deben su forma a la piel, la grasa y los músculos que los forman, pero también al soporte óseo-dentario subyacente.
Es por esto que muchas alteraciones en la estética facial se deben también a deformidades o malposiciones del esqueleto y a alteraciones en la oclusión de los dientes (maloclusión).
Antes de comenzar el tratamiento es muy importante saber qué tipo de maloclusión padeces.
La Maloclusión puede ser de 2 tipos: Dentaria o Esquelética.
Se produce por una posición incorrecta de los dientes en un paciente cuyo hueso es normal; es decir, la mandíbula y el maxilar superior tienen una forma, tamaño y posición normales, pero los dientes están mal colocados (inclinación incorrecta, apiñamiento…).
Puede haber alteración en la posición de las partes blandas (labios protruidos o retruidos…) pero están producidas solamente por la malposición de los dientes. En estos casos, el tratamiento con ortodoncia es capaz de conseguir una oclusión estable y una estética correcta.
Puede deberse a discrepancias en la forma, tamaño o posición de la mandíbula, el maxilar superior o ambos. El tratamiento ortodóncico en estos pacientes no basta para solucionar el problema, porque por mucho que se intente alinear los dientes, el hueso está a tal distancia que no se puede conseguir que encajen correctamente.
Al estar alterado el hueso, las maloclusiones esqueléticas repercuten prácticamente siempre sobre la estética de la cara, alterando el perfil (se hace muy convexo si la mandíbula es muy pequeña, o muy cóncavo si el maxilar está retraído respecto a la mandíbula), o las proporciones faciales.
El tratamiento de las maloclusiones de causa esquelética combina un tratamiento ortodóncico previo (que reordena los dientes para colocarlos en la posición más adecuada para conseguir una buena oclusión y el mejor resultado estético) y, una vez alineadas las arcadas, la corrección de la posición de la mandíbula y/o el maxilar superior mediante cirugía ortognática. Mandíbula y maxilar se pueden llevar hacia adelante, atrás, arriba, abajo, rotar… con el objetivo de conseguir llevar los dientes a oclusión de la forma que estéticamente sea más favorable. El objetivo final es mejorar tanto la estética como la función.
En los casos de discrepancia esquelética leve, puede ser posible conseguir una oclusión estable sin cirugía, solamente con tratamiento ortodóncico. El problema es que de esta forma los dientes de la arcada superior y la inferior va a encajar, pero ni el hueso está en su sitio, ni la posición de los dientes respecto a sus bases óseas es la correcta. El resultado es una oclusión estable con una estética desfavorable.
El desarrollo de una maloclusión esquelética puede ser debido a factores genéticos o ambientales, pero no se sabe con certeza cuál tiene mayor influencia en la aparición de los diferentes tipos de maloclusión. Se han realizado numerosos estudio en hermanos y en gemelos para intentar descubrir las posibles causas de las maloclusiones; parece que no menos del 40% de las maloclusiones esqueléticas podrían estar moderadas por los genes, mientras que las maolclusiones dentarias y las compensaciones dentales podrían deberse fundamentalmente a factores ambientales.