El melanoma cutáneo de cabeza y cuello es el más grave de los tumores malignos que pueden aparecer en la piel.
Otros tumores malignos de piel (como el carcinoma basocelular o el ca. epidermoide), son mucho más frecuentes que el melanoma, y suponen un riesgo mucho menor para la vida del paciente, porque es poco probable que se propaguen a otras partes del cuerpo.
Lamentablemente, el melanoma es mucho más agresivo y, si no se detecta a tiempo, puede diseminarse desde la piel hacia otros órganos, a menudo con consecuencias mortales. Por ello, su detección precoz es de extrema importancia y va asociada a un alto índice de curación. Por el contrario, su diagnóstico en fases avanzadas presenta un porcentaje mínimo de curaciones.
El melanoma primario de cabeza y cuello supone entre un 25% – 35% del total de melanomas del cuerpo.
Las áreas de mayor riesgo son:
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El melanoma ya no se considera una enfermedad que afecte exclusivamente a personas mayores, y empieza a aparecer cada vez con mayor frecuencia, especialmente entre adolescentes y jóvenes de veinte a treinta años. En Estados Unidos, el porcentaje de las personas que desarrollan un melanoma ha aumentado más del doble en las últimas tres décadas.
El melanoma se origina en los melanocitos, unas células de la capa profunda de la epidermis (la capa externa de la piel) que se encargan de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Los melanocitos de las personas de piel oscura producen mucha melanina, mientras que las personas de piel blanca producen una cantidad mucho menor.
Los melanocitos comúnmente se agrupan en forma de bultitos sobre la piel llamados lunares (nevus). Casi todo el mundo tiene varios lunares (a veces, incluso decenas) que son completamente benignos y no causan ningún tipo de problema. Pueden ser planos o elevados, grandes o pequeños, claros u oscuros y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
A veces, habitualmente por un cambio genético (mutación), los melanocitos dejan de funcionar correctamente y comienzan a crecer sin control, desplazando y destruyendo las células sanas que tienen alrededor. Cuando esto sucede, estamos frente a un melanoma.
Cuando un melanoma se diagnostica a tiempo, es decir, cuando todavía se encuentra en la superficie de la piel, se puede curar. Pero, si el melanoma pasa desapercibido,las células tumorales pueden profundizar, invadiendo los vasos sanguíneos y el sistema linfático, y diseminarse a distancia infiltrando otros órganos a distancia (metástasis). Es por eso que la detección temprana es sumamente importante.
El daño celular producido por la exposicion a los rayos ultravioleta (UV), ya sean del sol o de camas solares, es el factor predisponente más importante.
Parece existir una relación entre el melanoma y la exposición a los rayos UV durante la niñez, y tambien con los antecedentes de quemaduras solares graves o frecuentes
Se considera que aproximadamente un tercio de los melanomas diagnosticados aparecen a partir de un nevus congénito, otro tercio sobre un nevus de 5 años de evolución, y otro tercio sobre un nevus de reciente aparición.
Tener varios lunares (generalmente más de 25) aumenta el riesgo de melanoma.
Se relaciona con el melanoma familiar, el síndrome del nevus displásico y el xeroderma pigmentosum.
Existe mayor predisposicion en los siguientes casos:
Personas de piel clara (piel blanca que sufre quemaduras o en la que aparecen pecas con facilidad, ojos azules o cabello rubio o pelirrojo).
Tener un familiar con melanoma o antecedentes familiares de lunares irregulares.
Edad (las personas mayores todavía corren mayores riesgos).
Haber tenido un melanoma previamente (los lunares generalmente no vuelven a crecer una vez que han sido extirpados, pero aquellas personas que ya desarrollaron un melanoma previamente son más propensas a una recurrencia de la enfermedad en otra parte del cuerpo).
Hay 4 formas de melanoma:
Es la forma más frecuente de melanoma, suele aparecer en las piernas de las mujeres y en la espalda de los varones.
Es una forma de buen pronóstico de melanoma debido a que crece más lentamente. Suele afectar a la cara de personas ancianas.
Es el subtipo histológico más agresivo de melanoma. Se presenta como un nódulo negruzco que puede ulcerarse y sangrar.
Es la forma menos frecuente de melanoma en la raza caucásica, pero muy frecuente en pacientes asiáticos. Aparece en localizaciones especiales, como debajo de las uñas, palmas, plantas o mucosas.
La principal medida preventiva del melanoma cutáneo es evitar o protegerse de la exposición solar. Esto puede ser llevado a cabo de varias maneras:
Muchos melanomas empiezan como un lunar o una protuberancia en la piel pero, afortunadamente, muy pocos lunares se malignizan. A pesar de eso, es muy importante examinar los lunares de forma periódica, porque descubrir un cambio reciente en un lunar, ayudar a descubrir un melanoma de forma precoz.
Es obligatorio acudir a la consulta ante alguna de las siguientes situaciones:
Hay que recordar la regla del ABCDE al controlar los lunares:
A – Asimetría: Si tuviera que cortar el lunar por la mitad, ¿las mitades derecha e izquierda se verían diferentes?
B – Borde: ¿Son los bordes borrosos o indefinidos? ¿Parece el borde estar extendiéndose hacia los costados?
C – Color: ¿Tiene el lunar un tono más oscuro o más claro de lo habitual o tiene una zona con un color nuevo; tal vez negro, azul, morado, rojo o blanco?
D – Diámetro: ¿Tiene el lunar un tamaño mayor que el de una goma de borrar en la parte superior de un lápiz?
E – Evolución: ¿Ha crecido o cambiado últimamente?
Se realiza mediante una biopsia de la lesion.
Ante la sospecha de un posible melanoma, el médico realizará una biopsia extrayendo una parte o la totalidad del lunar y examinará sus células con un microscopio. La biopsia no sólo determina si las células son cancerosas, también determina la profundidad de la penetración del melanoma en la piel y, de esta manera, se puede predecir el riesgo de propagación. Con todos estos detalles, el médico podrá diseñar un plan de tratamiento.
El estudio de las posibles metástasis está condicionado por los hallazgos en la exploración clínica, las características anatomapatológicas de la lesión a estudiar y la invasión en profundidad.
El diagnóstico precoz del melanoma mejora el pronóstico y las posibilidades de curación.