La CPAP (Continous Positive Air Pressure) o Presión Positiva Continua de Aire nasal es el tratamiento clásico del SAOS severo. Consiste en una máquina que aporta aire a presión al paciente mientras duerme de forma constante, y que consigue vencer la obstrucción de la vía aérea. De esta forma, la vía aérea permanece abierta, desapareciendo las pausas de apnea y permitiendo un sueño reparador.

Fue introducida en el año 1981 y su uso continuo ha demostrado disminuir la mortalidad y las complicaciones asociadas de estos pacientes.

El tratamiento con CPAP se realiza habitualmente mediante un tubo conectado a una máscara que ajusta herméticamente alrededor de la nariz.

Sin embargo, el gran hándicap es el grandísimo incumplimiento. Por un lado las máscaras son molestas y pueden producir congestión nasal, sequedad, rinorrea, sequedad de boca, claustrofobia, aerofagia, irritaciones. Y por otro es un tratamiento que ha de ser empleado de por vida. A pesar de que van apareciendo mejoras en la maquinaria y en las máscaras, el incumplimiento terapéutico sólo ha mejorado marginalmente. Hasta un 25% de los pacientes (con una información suficiente) no llegan a comenzar el tratamiento y/o lo detienen muy pronto. Se considera cumplimiento del tratamiento el uso de la CPAP como mínimo 4 horas, 5 noches a la semana.